martes, 21 de septiembre de 2010

Recitar una poesía...

Yo definitivamente no sirvo para esto. 

No, no estoy siendo modesta ni estoy quejándome de nada. En serio. Ya sé que me he quejado bastante en este Blog pero ahora NO me estoy quejando. 

Bueno tal vez un poco, pero es que ¿por qué? Dios ¿Por qué? ... Ni siquiera entendía el que nos calificaran por recitar una poesía en el colegio. ¿Y ahora en la universidad? .... Si, hay personas que lo hacen genial, estoy muy orgullosa por haberlos conocido y me conmovieron y bla bla bla... pero yo NO soy buena para esto ¡Y tampoco quiero serlo!  No entiendo en qué ayuda a mi formación profesional el que me pare frente a 40 personas para recitar una poesía moviendo manos y haciendo gestos. Y digo MI formación por que hablo de MI. Para los que aman este arte de recitar, pues felicitaciones, en serio, no es una burla ni estoy tratando de ser irónica. A mi me gusta escribir y a mi hermano se le cae la mano si redacta más de un párrafo, somos diferentes y punto. Cada quien tiene sus gustos, sus pasiones, sus habilidades y el querer desarrollarlas y progresar está super bien... Pero si intentan desarrollarte en algo que ni te gusta, ni valoras, ni entiendes... entonces ¿Dónde está el caso?

No, no suelo tener pánico escénico, de hecho soy buena expositora, así que no se trata de miedo a salir al frente. Tampoco es que no me gusta la poesía... Bueno, no me gusta recitar ni ver recitar la poesía. Pero si me gusta leer poemas. Es más, en algún momento de mi vida he escrito versos y me ha gustado hacerlo. A mi parecer, cada quien lee el poema en su mente con el ritmo, cadencia, melodía o lo que sea que le parezca, como le parezca. El autor escribió ese poema según sus sentimientos y eso es genial. Si, hay poemas que me han fascinado pero no, no he sentido unas ganas locas de leerlo en voz alta agitando mis brazos de un lado a otro, simplemente no.

Una vez en una clase de Gerencia nos pasaron un vídeo de una conferencia dada por Miguel Ángel Cornejo. De ella, lo que más recuerdo es esto: 

"¿Cuál es el procedimiento normal que toman los padres cuando su hijo saca CERO en Matemáticas y VEINTE en Lenguaje? ... Le ponen un profesor particular de matemáticas para subir ese Cero. ¿Correcto? NO... Deberían ponerle un profesor particular de Lenguaje, por que ese VEINTE significa que le gusta, que es bueno en ello, que tiene un potencial. Ese potencial es al que deben sacar provecho".

(Estoy citando aunque estoy segura de que no fueron sus palabras, pero por si acaso...)

Estoy segura de que algún día mis hijos le agradecerán a Miguel Ángel cornejo el que no les ponga tutor de matemáticas por que a mi me convenció. Y es que claro... ¿Por qué la sociedad se empeña tanto en enseñar una y otra vez los mismos patrones sin importarles las diferentes habilidades, gustos o potenciales que tenemos? A mi me hubiera encantado que en vez de mandarnos a aprendernos una poesía, nos hubieran mandado a escribir un cuento. Y de seguro la mitad del salón hubiera estallado en la desesperación. Por que claro, todos tenemos diferentes opiniones al respecto de qué nos gustaría hacer o dejar de hacer. 

No se trata de que nos pregunten qué se supone que queremos en TODO. Hay cosas que simplemente no podemos dejar de aprender, nos gusten o no. Pero en lo que se refiere al arte, a mi parecer (y es algo que repetiré mil veces más, si es necesario, para dejarlo claro) NO es algo a lo que se le pueda agarrar el gusto con la repetición o la obligación. Simplemente no. Todo lo contrario. ¿Qué logran los padres cuando llevan a su hijo a misa muy temprano en la mañana y lo sientan a repetir rezos? ... Lo que logran es fácilmente visible en nuestra actual sociedad. Que no quieran pisar la iglesia ni de broma. Pueden enseñarme lo básico de matemática, de psicología, de historia, o lo que sea que realmente sea de utilidad y de exigencia en mi futuro. Pero ¿A recitar? No tengo interés en el teatro, hasta dónde me conozco y no creo que sea un gusto escondido tampoco. 

Si, me gusta la literatura, no, no me gusta declamar. Entiendo la preocupación de mi profesora por enseñarnos algo que le gusta. Es algo muy natural que cuando amas algo quieras enseñárselo a todo el mundo con la esperanza de que lo amen tanto como tú. Pero este no es el medio.

He estado divagando mientras escribía y simplemente no sé con qué concluir. Y es que a final de cuentas mañana tendré que recitar de todas formas. No, no puedo pararme enfrente y leer esta página del Blog aunque lo deseara de todo corazón (que no es el caso, no tengo interés de ser expulsada) y si, eso me deja sin muchas opciones. Entonces ahora voy a memorizar un poema y a ver si puedo recitarlo mañana sin que el autor se sienta ofendido.... O bueno, sin que se sienta MUY ofendido porque ofendido se sentirá. 

Interesante..
¿Sabían que declamar y recitar eran diferentes cosas?
¿Eso me hace una ignorante?
Probablemente si...
Igual me causa gracia que me venga a enterar ahora...

Muerta de risa me despido.
(No suena a que sea así, pero lo es)

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